Hace un par de semanas varios representantes vecinales y de instituciones ubicadas en el cerro La Loma se reunieron en el hotel Alto Mirador, a instancias de su dueño, Mario Tapia, ubicado en el mismo cerro.
La idea era conocerse y comenzar a conversar para, por qué no? dirían algunos, organizarse y levantar proyectos en conjunto. En concreto Tapia, buscaba hacer de La Loma un cerro más turístico en donde todos lo vecinos ganaran. Sin embargo, los vecinos y representantes se lo tomaron con discreción y decidieron volver a juntarse, esta vez en dependencias del Parque Cultural de Valparaíso.
Estaban todos los lominos representados, su junta de vecinos, el club de fútbol Estrella Roja, dirigentes, vecinos, Juan de la Quinta de los Nuñez, la escuela municipal de Bellas Artes, el propio Mario Tapia de Alto Mirador, el Museo del Títere y del payaso y, claro, el dueño de casa en esta ocasión, el Parque.
Si bien la noción de la discreción se siguió manteniendo, se acordó volver a reunirse, ahora en la junta de vecinos, y seguir conversando pues quizás algunas cosas sí es factible hacerlas en conjunto y otras no, es mejor avanzar paso a paso y ver hasta dónde los vecinos quieren.
Ahora bien, por qué los vecinos manifiestan una resistencia y no se entregan a la idea del turismo o del comercio? No quieren que pase lo mismo que en los cerros Alegre y Concepción, no quieren perder la vida de barrio, temen perder la identidad que los caracteriza, esa que emana en el Festival del Cantar de La Loma o en el Día de la Challa.