INVITACIÓN AL ENCUENTRO CON ERICK BELTRÁN
VIERNES 8 DE MARZO A LAS 15.00 HRS.
En el programa de Radio Parque n° 20 del 6 de marzo, Erick Beltrán habló de dos personas: Aby Warburg y Carlo Ginzburg. Recordemos, este brillante intelectual italiano fue uno de los invitados en la primera versión de Puerto de Ideas. Aby Warburg ha sido mencionado en relación al gran collage que Erick Beltrán ha concebido para el PCdV.
¿Por qué citar a Warburg en Valparaíso? Porque en una ciudad acomodada –en el sentido óptico- para el turismo cultural, es crucial abordar la obra de quien ha planteado una “teoría cultural de la civilización humana. Partiendo de la Grecia clásica, la historia de las imágenes busca resarcirnos del trauma primigenio y hallar nuestro lugar de espectadores en el universo”.
Lo anterior es una cita de José Emilio Burucúa, que en Carta N°2 (Revista de Pensamiento y Debate del Museo Centro de Arte Reina Sofía), escribe sobre las tragedias y los desgarramientos de la Historia.
¿Historia desgarramiento del territorio, por decir? ¡Si esa es la única historia porteña que porta la tragedia y su representación como condición de existencia! El arte se ubica en el centro de dicha representación, en un terreno en el que teje y desteje el futuro. Incluyendo, por cierto, el futuro del arte. ¿Por qué no decirlo? El futuro del arte en Valparaíso. Ya vendrán quienes expongan su malestar porque no pudieron pintar un mural en el frontis donde Erick Beltrán está, literalmente, pegando papeles. Lo que importa es ver cómo lo exponen y a partir de qué consistencia de obra.
Erick Beltrán cita innumerables fuentes desde las que dibuja una filiación que transmite las arriesgadas formas que asume la actualización paródica de la Antigüedad clásica. Por ese lado, la artista francesa Severine Hubard remata la escenografía del Estanque a través de una ornamentación imposible, erigida sobre ruinas inertes que delatan la depreciación de los suelos, entre dos pórticos monumentales próximos, con los que realiza una triangulación simbólica absolutamente teatral; a saber, la mole arquitectónica neo-hispana del ingreso al PCdV que cada noche es vandalizada por los operadores de marca y el Arco Greco-Romano que hace del ingreso al Cementerio N°2, nuestra Acrópolis porteña. Justamente, en este plano, Severine Hubard remata la silueta del Coliseo romano para efectuar la parodia del regreso a lo Antiguo, como condición para pensar el presente de la patrimonialización escenográfica.
Así mismo, el inquietante objeto en el ascensor del cerro Monjas, es un vector indicativo de la falla, del quiebre afectivo y efectivo de la fábrica de la memoria. La sola estructura que sostiene los rieles aspira a ser reconocida como el monumento al andamiaje solitario y autoreferido, que permanece en pié aún cuando el edificio de la cultura ceremonial se ha derrumbado.
Hablar de Warburg en Valparaíso significa, siguiendo a José Emilio Burucúa, que “cualquier proyecto viable de futuro habrá de erguirse sobre la comprensión del trauma que disolvió los sentidos del pasado”.
JPM