Don Alephandro es un alquimista que mezcla la magia con la ciencia para encontrar la fuente de la eterna juventud y vive con una serie de personajes que el mismo ha creado para que alguien sea su discípulo. Su principal amigo y seguidor es Ornitontejo; un híbrido fantástico de conejo, ornitorrinco y otros animales exóticos. Asimismo, allí habita un italiano gruñón Todomiro Mostaccioli y Emelina, una juguetona muñeca de trapo brasileña.
Don Alephandro, busca comunicación y amigos, pero los vecinos que pasan frente a su ventana se aburren y no valoran sus complejas temáticas. Eso le produce una profunda tristeza que Emelina quiere combatir a través de un regalo muy especial y la ayuda del público. Con tal ayuda, Alephandro descubrirá que la comunicación es mucho más que tener algo trascendente que decir; ya que escuchar, interesarse en el otro y empatizar es tanto o más importante que traspasar noticias o conocimientos. Dicho de otra forma, valorará el silencio y la actitud acogedora.