Entrevista a Gonzalo Pedraza

10/Feb/2021

El 22 de diciembre se abrió en la Galería Virtual y posteriormente en la Sala Artes Visuales del Parque Cultural de Valparaíso, la exposición “Colección Natural Valparaíso”, de Gonzalo Pedraza, se posiciona sobre el uso de los desechos materiales como arte. Según Alonso Yáñez, Jefe de Programación del Parque: “El mismo artista indica que: ‘llegó el mar y se apoderó de la obra’ y las plantas se convirtieron en cochayuyos, se llenó todo de sal. Es una muestra que pasa por un estado bastante particular. Pasa por un estado muy estructurado y termina en una situación de caos.”

Para el Parque Cultural montar este tipo de exhibiciones artísticas en el contexto de emergencia sanitaria  acerca a las comunidades desde un lugar seguro y de contención. Alonso Yáñez comenta sobre la precariedad de las artes en estos complejos momentos : “Tengo la sensación de que las Artes Visuales es la disciplina artística más afectada por el efecto de la pandemia, porque obliga la presencialidad. Si los proyectos no son pensados inicialmente para la virtualidad, cuesta mucho hacer la conversión. Este año ya con la Fase 2, tenemos la posibilidad de tener aforo reducido y presencialidad, además de los recorridos virtuales 360°. Frente a eso hay un discurso editorial que se viene desarrollando desde el año pasado (2020). Habíamos dividido el año en cuatro ejes: Dignidad, Libertad y Justicia, Igualdad y Diversidad y Bien Común”

La exposición estará montada hasta fines de febrero y se puede visitar de lunes a viernes de 10 a 17 hrs, en la Sala de Artes Visuales con un aforo máximo de 10 personas. 

¿Cómo surgió la colaboración con el Parque Cultural?

Hace un tiempo habíamos hablado con Alonso Yáñez sobre la posibilidad de hacer algo en conjunto. Siempre admiré mucho el trabajo del Parque y la belleza y espacialidad de la Sala Principal. Esta exhibición existía ya desde 2016 y se presentó en las tres salas de CorpArtes, llenando todo el espacio. Creímos que sería ideal poder llevarla al Parque con la idea de que tuviera algún tipo de relación con Valparaíso y su cultura artística y visual. Los cuatro años que estuvo en espera fue en paralelo a los cambios que sufrió Chile y el mundo. Cuando íbamos a inaugurar en marzo de 2020 por causas del COVID-19, las piezas estuvieron expuestas en la terraza y no alcanzamos a guardarlas: la humedad, el sol, el viento y la sal hicieron de las suyas, compactando el material y transformándolo, dándole una pátina del tiempo y formulando su propia versión. Mis materiales son pinturas y esculturas recogidas y encontradas, residuos para todos, pero para mí materiales artísticos. Los intervengo y los transformo en plantas artificiales, en el caso de esta muestra las intervenciones climáticas y atmosféricas de Valparaíso, compactaron el material y lo transformaron en residuos marinos: las plantas artificiales pasaron a convertirse en elementos que habitan o arroja el mar.

¿Cómo surge la idea para «Colección Natural»? ¿Por qué ese título?

“Colección Natural” es una investigación independiente sobre paisaje y cultura visual en Chile, desde el siglo XIX hasta la actualidad. Fue un proyecto de investigación fondart, que en sus últimos momentos de entrega estaba formado por tres capítulos: el primero, sobre la venida de una pintora inglesa que vino a Chile en 1884 a representar la flora y fauna endémica y que viajó por toda la zona central, pintando treinta y tres cuadros que hoy se exhiben en el Kew Gardens en Londres; el segundo, analiza el Jardín de Lota, reconstruyendo su historia y presentando la fundamental intervención de los industriales del siglo XIX y los políticos liberales que en conjunto construyeron la idea de un paisaje “verde” del Valle Central, cuando en el fondo es “amarillo”, al poseer una naturaleza xerofita y un clima árido. El tercero y último se tituló “Arte Amarillo” y analiza cómo los pobres poseen una naturaleza de ese tono y como las élites se apropiaron del verde, generando una diferencia de clase a través de las plantas. Los materiales que analizo son el cine, la literatura y algunas obras que presentan esta diferencia.

En esos momentos tuve reuniones con CorpArtes y propuse una exhibición basada en cada capítulo: el primer espacio, un jardín artificial hecho con pinturas y esculturas que recogí de diferentes lugares creando suculentas, palmeras y compactando un suelo de arcilla y tierra. Un jardín sin agua o seco que invitaba al espectador recorrerlo y sumergirse en él. El segundo, un espacio del futuro donde se intervino el suelo poniendo placas blancas y trece gabinetes con forma de rombo que poseían en su interior distintos cortes de pinturas y pedazos de esculturas, generando colecciones naturales. Y el tercero y último tenía que ver con todos los residuos que generó la exposición o que se instalaron sobre un “mar” de arena, como hundidos, presentando la imagen de los desastres naturales que ocurren en Chile y que naturalizamos las personas que vivimos acá.

El título tiene que ver con la idea de Colección que ha estado presente en mi trabajo desde 2008 y lo de “natural” entendido como algo completamente “cultural”, es decir, que todo lo que consideramos como dado, son ideas de personas, grupos, políticas y discusiones que se han generando y siguen generando. Todo lo natural es producto de la cultura de una época y un espacio determinado. La idea es coleccionar esas manifestaciones a través de una exposición de arte.


¿De dónde viene esa fijación por lo abandonado, por lo que está a la deriva? ¿Cuál fue tu proceso para ordenar la exposición?

Me interesan los residuos, la idea de basura, lo que no se ve. Creo que nosotros como cultura tenemos instalada una especie de máquina inconsciente que opera al comprender a los materiales, ideas, objetos, relaciones y hasta personas como elementos de uso y desecho, es “natural”.

Esa cuestión que muchos historiadores lo instalan en la revolución industrial creo que se integra desde el Renacimiento al buscar la infinitud de la vida, a la creación de riqueza por parte de las primeras burguesías, a la idea de espacio, tiempo y de lo desconocido. Llegó tan lejos su imaginación que hasta conocieron un nuevo mundo que fue América. El desecho, el residuo, la basura; hablan de nosotros de manera material y poética y creo que esos signos son muy interesantes. 

El trabajo que hago opera en clave ecológica, no necesariamente por el reciclaje -que es importante-, sino en la idea de cómo nace, se desarrolla y muere una energía, y eso que queda vuelve a utilizarse como algo moribundo o se le vuelve a insuflar vida para crear con el material una energía nueva o algo que vaya más allá con la idea de lo nuevo: es una forma de hacer explotar la naturalidad con que tomamos estos procesos de vida, para pensar otros que tienen otras formas.

La exposición la ordené según los parámetros de la primera, pero hubo cambios formales por la sala y también por materiales. Fue impresionante ver como las condiciones naturales intervinieron en el material ya intervenido y lo cristalizaron. Siento que fue una gran enseñanza este proceso de muestra.

¿Cómo fue estar en la Bienal del Mercosur 2009? ¿Qué experiencias sacaste?

Fue increíble estar en la Bienal, ya que me invitaron a participar del proyecto pedagógico donde teníamos que vivir durante tres meses cerca de Porto Alegre y trabajar con las comunidades. Entendí lo distintos y parecidos que somos los humanos…


¿Cómo fue la experiencia de buscar objetos abandonados en ferias? ¿Qué opinaba la gente, si es que le explicaste lo que hacías?

Es lo más interesante. Se desarrolla mucho la conciencia: ves, hablas, conoces y tocas materiales que nadie entiende por qué te interesan. Es un arte social, pero suena a mucho eso: es un arte del “copuchenteo”, del saber dónde estaban las cosas, quién las tenía, quién las produjo, por qué hoy están abandonadas.

La gente siempre opina y es divertido ver que sentían la propiedad de defender lo botado en la cuneta; uno ve papeles, cartones, botellas, pero cuando ven que su destino es una pintura o algo parecido a una escultura, es su destrucción se enojan y las protegen: el Arte siempre ha sido muy ritual y su aura lo protege mucho. 

Yo creo en la destrucción y la transformación como una forma posible. Hasta una vez me tocó defender mi obra frente a un jurado que tenía artistas contemporáneos que eran los que más se oponían a lo que yo hacía, era incomprensible: me sentí en el asiento de los acusados por romper “obras de arte” que ellos mismos las consideran malas o las llaman de manera peyorativa “Arte popular” (sería genial apareciera un buen libro acusando de evidente clasismo a esa categoría), pero falta mucho pensamiento crítico en esa materia.

¿Cuáles son tus influencias? 

Eso da para largo, pero hoy me he dado cuenta que todo es una gran influencia y siento que la cultura chilena entrega tanta información -sin menospreciar a las otras- pero pasa cada cosa y yo como ando siempre observando, me entero del rostro post cirugías de Demi Moore, sobre el color y la cultura a través de un libro fundamental que estoy estudiando, los terribles desastres de la naturaleza, lo que le pasa a Luli o como los médicos se transformaron en influencers. Creo que uno es permeable a todo.

¿Cuáles son tus proyectos a futuro, teniendo en cuenta la pandemia?

Muchos y nada, para ser bien honesto tengo una Expo en septiembre, pero teniendo en cuenta la pandemia he entendido más la idea del día a día.

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